El circo se desarrolla a una gran velocidad a nivel internacional. Ello se explica por su apertura a la innovación en el terreno de la creación y por saber reflejar los temas más sobresalientes de la sociedad contemporánea. La ciudad de Bruselas, en Bélgica, ofrece un ejemplo de esta extraordinaria evolución, con su Escuela Superior de Artes Circenses, que enorgullece a los belgas.
“Pienso que esto se debe a que muchos profesionales de la enseñanza y de la cultura trabajaron durante mucho tiempo con ese objetivo y ahora cosechamos los frutos. Además, acogemos muy bien a los estudiantes, tenemos un excelente nivel de formación y muchas posibilidades de desarrollo. Si a eso añadimos el hecho de que Bruselas es una ciudad atractiva, bien situada geográficamente en Europa y a nivel cultural, pues podemos explicar este éxito”, afirma Virginie Jortay, directora de la Escuela Superior de Artes Circenses de Bruselas, (ESAC) mientras nos hace una visita guiada de los locales de esta institución.
Sesenta por ciento de los alumnos, incluyendo a los belgas, son europeos. Cuarenta por ciento proviene de otros continentes, una mayoría de jóvenes es hispanohablante, muchos de ellos son originarios de América Latina.
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